martes, 3 de abril de 2018

Actitud y educación.


Hoy me gustaría centrar mi entrada del blog en una situación que viví hace un par de semana, y la cual no me dejó indiferente. Me gustaría contar esta vivencia, debido a que va en relación con la historia que una compañera nos contó al comenzar una clase, la cual me hizo reflexionar  y tiempo más tarde tuve la ocasión de vivir algo parecido.

Como bien he dicho anteriormente, hace un par de semanas cogí el autobús como hago cada día, y poco antes de llegar a mi parada presencié una circunstancia, ajena a mí, que llamó la atención de todos los pasajeros, así como la mía.  

Un hombre, había decidido ocupar los asientos reservados para embarazadas, personas mayores o  minusválidos/as, el cual no aparentaba ninguna necesidad especial por la que ocupar dicho asiento. Junto a este hombre se encontraba un señor mayor, pero en este caso el señor estaba situado de pie y cerca de él una señora, la cual al ver que el hombre sentado en el asiento “reservado” no tuvo la intención de ceder su lugar al señor mayor, que probablemente tendría mayor necesidad de utilizarlo que él, decidió dirigirse a dicho hombre de malas maneras cuestionando la actitud que este estaba llevando a cabo. Esta situación terminó en una discusión, la cual no sirvió para nada, ya que el señor mayor se quedó sin asiento de todas formas.  

Respecto a esto, he de decir que estoy totalmente de acuerdo con el enfado de la señora, ya que los asientos destinados a personas que tienen algún tipo de necesidad no deberían ser utilizados por aquellas que no se encuentren en esas circunstancias, y en caso de que sean utilizados, estas deben saber que si  alguien que cumpla las características requeridas para utilizar los asientos accede al transporte, deberán cedérselos inmediatamente. Por otra parte, discrepo en la manera en la que dicha señora se dirigió al hombre del que hablamos, porque si hubiera utilizado las palabras correctas se habría podido evitar la discusión que en ese momento tuvo lugar.

Para finalizar, me gustaría introducir dentro de esta coyuntura el tema de la educación, lo que me lleva a realizarme la siguiente pregunta: ¿la educación que reciben las personas afecta en el comportamiento que llevan a cabo en determinadas situaciones?.  Bajo mi punto de vista resulta complicado responder a esta cuestión, debido a que la personalidad de las personas siempre sale a la luz y esta, en muchos casos, es independiente de la educación.



Andrea Mora Coronado.

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